jueves, 1 de octubre de 2020

No, nunca me fuí

 Tras un paréntesis asumido, y sobre todo elegido, vuelvo sobre mis pasos, que nunca tuvieron alternancia. 

  Bajé a la realidad, que no es otra que la del huérfano que no conoció otra cosa que los muros de un hospicio. Supe del terror que se siente ante los espacios abiertos. Miedo a lo desconocido, sensación de sentirte observado, espiado, y una vergüenza infinita por ser un paria, una casta que no encaja en aquello que entendemos por " normal".

 De repente, el universo se abrió , y las galaxias convergieron al unísono. No eran las constelaciones archiaprendidas en aquellas monótonas letanías de colegial. Había una estrella que brillaba por encima de lo común. Era una luz que transmitía una paz desconocida, natural...


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