Despierto te faltan las fuerzas,
y mueres cuando sin aviso previo
como una profecía, casi sin aliento,
notas el sudor frío;
Es la sentencia que maduró el tiempo,
en voz baja, casi susurrando,
en el estrado del silencio, sin ruido,
sin estruendo, con los cinco minutos
que apenas dura un sueño.
Fugaz es siempre la primavera,
como tedioso y largo el invierno,
el verano todo abrasa,
y así como las flores mueren
lo hace el sentimiento, cuando en un erial
todo es polvo a merced del viento,
cuando hasta un nombre no recordamos,
olvidado en la página del recuerdo.
Barquito de papel, de aquel Serrat inmenso, gorrión esquivo de huerto,
y nada más triste que la muerte lo pise
sin el pijama, sin la cruz de metal,
el estigma sin epitafio
que lucen quienes en vida y sin saberlo
siempre estuvieron muertos.
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