"Soñamos lo que nuestro cerebro decide: imaginamos siempre lo que nunca soñamos"
domingo, 23 de agosto de 2015
Morir en vida...
Por un sincero amor
sufrí la ira de tu sospecha,
de la duda sempiterna
que se apoderó de tu alma
y te hizo presa de su locura,
fingiendo abrazos
sin abrir las manos,
besando sin labios
cuando la noche y el día
conjuraban en mi desdicha.
Cuánto daría por hacerte ver
la verdad de esta pobre
pero sentida poesía,
con una lágrima en cada verso,
y todo un mar de sal inmenso
como testigo de cargo
contra tus miedos,
las heridas abiertas
que no cerraron nunca
y sangran cada día.
Loco me llamaron
cuando asumí mi osadía,
cegado por la hermosura
de una flor distinta,
con el aroma que cautiva,
y si la belleza está en el alma,
juro ante vosotros
que mil veces lo haría
y aunque amar duela,
moriré de a poco cada día.
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