miércoles, 29 de julio de 2015

Realidad virtual: entre la belleza y el desencanto.

Platón distinguía dos realidades, la visible y la sensible. Para la visible, cualquier objeto que se nos muestra en nuestro entorno, y para la sensible, todo lo que toca la fibra de eso que altera o motiva con una forma de sentir.
   Pero, ¿qué diría Platón de esa otra realidad, la virtual? ¿Cómo la analizaría hoy? Creo que al margen de criticarla y desvelar cuanto oculta, de sus efectos en su mayoría nocivos, sería condescendiente, porque también en ella esta imbricada la realidad sensible, y es posible el concepto de hermosura o belleza, aunque sea dentro de esa artificialidad que la conforma.
   En la virtualidad hay dos formas de mostrarse, la real y la ficticia, o sea, el modelo que pretendemos mostrar, la imagen que nos interesa que el otro vea. En la primera, la real, el interlocutor ve lo cotidiano, porque todo tiene cabida en lo que muestra. Puede ser extrovertido, culto y soez  a la vez, sensible, con sentimientos y en otros momentos mostrar su lado más perverso, pero con la sinceridad como trasfondo. Esa forma de mostrarse sólo interesa a sus conocidos o amigos que le conocen en la vida real, sería la prolongación de cualquier encuentro en un bar, café, con un comportamiento idéntico al reflejado en la red social, pero muy alejado de quien busca lo idealizado, lo extraordinario, lo que no ve en su día a día. Y es que una abrumadora mayoría no está por la labor de ver y soportar lo que le agobia y cansa, no quiere ver en la red a su vecino o amigo, que sí sabe y conoce sus defectos, y que, en definitiva, nada tiene que contarle.
   El perfil ficticio es el predominante, y basta con echar un vistazo al perfil de los contactos o "amigos". No importa que la persona no posea una vasta cultura, es tan simple como estudiar a quien destaca o sobresale e imitarle en sus publicaciones, lo que conocemos por vampirización. De esta forma se consigue entrar en ese selecto grupo que ni por asomo sería posible en la vida real. El "trabajo" queda completo al solicitar amistad en cascada a todos los contactos del que sobresale o destaca. En su vida real, la física, se cuida de no entrar en los temas que "domina" en la red.
   No pretendo en modo alguno erigirme en juez a la hora de valorar conductas y modos que pertenecen a cada uno, en base a nuestra libertad, cada cual asume su elección. Hablo desde mi experiencia, la misma que me hizo abandonar, cansado de la monotonía, del postureo constante, de la superficialidad idílica que lleva al hartazgo. Es apasionante el estudio de los comportamientos en una red, pero sería largo de exponer, y para llegar a conclusiones más acertadas habría que recurrir incluso a profesionales de la salud mental.
   Pero no todo está perdido, y no todo resulta nocivo. Volviendo al enunciado del principio, ¿es posible encontrar realidad virtual sensible, belleza, hermosura?. Mi experiencia me demostró que sí, aunque en un pequeñísimo porcentaje. Del total de contactos, me arriesgo a decir que se encuentra sólo en un dos por ciento. Gente que es más real que ficticia, que poseen cualidades y actitudes de las que no alardean, que no hacen de la compulsividad su forma de vida a la hora de publicar, personas que cuidan y defienden su intimidad, sin mostrarla en una espiral de morbo sin fin. Pude ver la belleza en forma de preciosas fotografías de su autora, o cuadros pintados a espátula con un virtuosismo increíble. (Reconozco mi influencia por el arte , por lo que pido disculpas). Ahora viene la pregunta del millón, y cualquiera podría preguntarme, ¿y cómo sabe usted que no le engañaron con un perfil prefabricado?. Ahhh, pillos, pretenden saber demasiado...Sólo puedo decirles y lo afirmo con rotundidad de que es tal y como les he contado, y digo el milagro, pero nunca el santo. Supongo que también andan por las redes. Si les resultó familiar algo, me doy por satisfecho. Tal vez les pueda resultar poco creible, pero ví incluso más belleza en esta realidad virtual que en mucha realidad física.

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