Podrás imaginar que me fui
cuando ya nada tuve que contarte,
cuando mi boca sola enmudeció
en medio de una densa nube,
polvareda ardiente que rompe todo
como el humo sucumbe al aire.
Podrás imaginar en sueños rotos
aquella tu inmensa paz robada
y como reo de perpetua condena
me niego a herirte una vez más,
pues nunca hubo flor más hermosa
que aquella que nunca fue cortada…
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