viernes, 20 de febrero de 2015

Niebla...














 

No tengo miedo al tiempo ni a sus nubarrones,

no me asusta nada por llegar,

porque cada ayer es un presente

y cada presente es el presagio de un futuro

que se retuerce con ira  en el desden constante;

me iré con la soledad y la quietud

del agua calma, de las hojas muertas

que sin hacer ruido duermen

en alfombras de hierba,

con flores que nunca abrirán.

 

Se me hizo tarde en el sendero,

y ese frío me rodea, con la cómplice niebla

que de blanco difuso cubre el valle.

A qué soñar despierto

y a qué preguntar al sueño

de tu amor fingido;

mejor es la lenta amnesia que borre

como la lluvia deshace las huellas

de este andar sin rumbo,

de este vivir esquivo.

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