Se acrecienta la premura
en esta impaciencia que no cesa;
clavan miradas, murmuran preguntas
en monólogos que no acaban.
¿Cuál de ellas es la verdad?
¿La tuya, tal vez la mía?
No nos pertenece a
ninguno,
pues la verdad siempre es relativa,
escudo donde se estrellan
nuestras mentes, apocadas ya,
víctimas que se entregan
a la falsa paz de la rutina.
No, no estoy solo,
que me roza el aire con caricias,
besos que vienen de allá,
y en medio, la inmensidad
que separa , sin faros o atalayas
donde divisar pueda
la tierra que grita el vigía.
No estoy solo, no lo creas,
me acompaña tu voz
con todos los momentos que me quedan,
y aunque parecer pueda
de lo contrario el paradigma,
mis razones son más fuertes por saber
que no sucumbe el amor
ni muere lento en la quimera,
pues la soledad asumida
no es otra cosa que la elección digna.
no es otra cosa que la elección digna.
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