sábado, 6 de diciembre de 2014

DESPERTANDO DEL SUEÑO...













Una vez bajado el telón quedó pensativo largo rato. Habían sido varios meses acudiendo a diario para ver aquella magnífica obra, la belleza que ponía en alerta todos sus sentidos. Cuando ya todos se habían marchado, concentró su mirada en el escenario, emborronado por las lágrimas imposibles de contener. Aunque el decorado era el mismo, supo imaginarlo diferente en cada actuación, porque cada puesta en escena era una nueva obra de arte.

De todos los actores y figurantes aprendió, pero quedó prendado desde el principio por aquella actriz de larguísimos cabellos, de una belleza inconmensurable, de angelical voz. Cada aparición suya era una magistral clase  de expresión corporal, de talento, con la soltura que sólo da el esfuerzo y la exigencia por ofrecer cada día lo mejor.

Así, recordando cada función, transcurrieron no menos de treinta minutos. Sintió una voz y una palmada en su espalda,  -- señor, disculpe, ¿se encuentra bien?. La función terminó hace rato… --Oh, sí, sí…lo siento, lo siento..


Se levantó apurado, y dirigiéndose a la salida, pegó la última mirada a lo que había sido su pequeño refugio, su otro mundo en el que en cada representación imaginaba ser el actor principal. Ya en la calle, en la realidad, continuó andando bajo una llovizna inoportuna, terminando por aceptar que nunca estaría en el reparto, que los sueños nunca dejaron de ser sueños…    

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