Al escribir esto me
asalta una pregunta que vi en un post amigo de la red social por excelencia.
Decía así : -¿ Qué estás esperando? -Nada, es mejor no esperar nada.
Atendiendo a la
respuesta, suficientemente resolutiva y concluyente es mejor soltar la pluma e
irnos del brazo de la desidia y la apatía. Nuestra vida es ese anden solitario,
donde las horas son eternas, donde se conjugan añoranzas y recuerdos de quien
regresa, en contraste con la amargura y tristeza de algo nuestro también, que
se nos escapa entre las ruedas de acero
en la primera curva, donde apenas si se divisan sus traviesas. Es cierto que es
mejor llorar de alegría por una llegada que hacerlo por esa repentina muerte
que supone una despedida. Con veinte años supe que un andén es el purgatorio
donde se mezclan llantos y risas, donde en un momento fuimos capaces de decir
lo que no pudimos en media vida, porque en la soledad de luces mortecinas no
supimos apreciar todo el amor que en diez segundos desaparecía.
Sé que para muchos,
esperar es morir un poco cada día, pero tener sin aguardar son las pisadas de
un camino sin huellas, y siempre se hace camino al andar, como dijera Machado,
el gran poeta. En un andén también, todo pasa y todo queda. Quedan abrazos
perdidos, y besos que se desdeñan. Queda el temor a la diáspora que otros
deciden y los más cercanos ordenan, sin saber de retornos, agobiados en el
futuro por esa interminable espera…
Es consuelo sin
embargo, decir que mereció la pena, que no hay distancias ni océanos que el
hombre recorrer no pueda, que no valen excusas que solapar puedan negar la
evidencia de quien abrazó el amor, sin importar siquiera dónde está el rincón,
donde un corazón puro sí distingue entre la flor de un día y el motivo que fortalece
media vida de una larga y pesarosa espera.
No me busquen pues,
impacientes de la disyuntiva, ni sabios de la suprema experiencia, que solo me
basto para saber si en el andén de la vida suben los que no importaron y bajan
quienes siempre aguardaron en eterna espera….
( Dedicado a alguien que sí sabe de espera, y, sobre todo, de amor)
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