sábado, 7 de junio de 2014

DE SABIOS Y SABIDURÍA

   Nada me sorprende que en todos los ámbitos, laborales, sociales, culturales, etc. exista y destaque siempre algún que otro "sabio". Tuve la ocasión de comprobarlo en un destino anterior, donde un compañero de trabajo siempre alardeaba de conocer la ley y sus vericuetos, todo ello, sin haber estudiado siquiera la carrera de Derecho, sino de lo que se le pegaba una y otra vez en su dorado retiro como "liberado sindical".

   Se creía poseedor de un aura de sabiduría porque todos acudían a consultarle temas concernientes a permisos, remuneraciones, obligaciones, etc. Tras regresar de su envidiable retiro como liberado, coincidió con el resto de compañeros en el mostrador de la Unidad de Atención al Usuario, y, recién estrenado en el puesto, un inmigrante le solicitó asistencia sanitaria. En segundos quedó paralizado y, mirando a ambos lados se excusó, haciendo recaer la atención en otro compañero. Más tarde nos confesó que desconocía el protocolo de asistencia al inmigrante. Ese día, su aura se desvaneció como un azucarillo en el agua. Dejó de ser el arrogante sabedor de todo, e incluso, cuando pedía algo, lo hacía con un casi inaudible "por favor", muy alejado del imperativo de antes.

   Es la ligereza con que calificamos a alguien de sabio lo que delata nuestra ignorancia, salvo que el calificativo de sabio se argumente, algo raro de ver. Lo damos alegremente, sobre todo si alguien nos adula, si nos da la razón en todo. No le doy la menor importancia, y menos aún, en una red social, donde la adulación a diario babea, porque no es aquí donde están los sabios. He visto sabios en una aldea que a duras penas se veía en el mapa, donde un viejo era capaz de adivinar un cambio brusco de tiempo observando los movimientos de una interminable hilera de hormigas. No tuvo la suerte de estudiar, casi analfabeto, pero era inmensamente sabio.

   Sabio es para mí quien es capaz de pedir perdón diez veces; sabio es quien es capaz de callar más de lo aprendido escuchando a los demás, porque de todos es capaz de seguir aprendiendo.

   Sabio no es quien, en un gesto de arrogancia y prepotencia se permite percibir por los demás, porque mi percepción es mía, y lo que yo perciba, en la mayoría de ocasiones será diferente a lo percibido por los demás, como tampoco es de sabios reprender una u otra valoración del resto. Valoramos y establecemos un criterio a partir de lo percibido, por lo que sobran las matizaciones que rayan en la pedantería a la hora de valorar cualquier opinión.

   Y si de sabios va la cosa, sería un olvido imperdonable por mi parte no mencionar a Confucio, reconocido como tal por la Humanidad.

   ¿ Son ustedes, sabios de la red social capaces de calificarle como tal?  Si es así, debo suponer que conocerán algunos de sus aforismos o citas. Aquí les dejo una cita que me dejó profundamente impactado:

   "LA MUJER ES LO MÁS CORRUPTOR Y CORRUPTIBLE QUE HAY EN EL MUNDO"

   Con toda seguridad, y con la boca pequeña diréis que fue un sabio, pero, al mismo tiempo, vuestro hemisferio, el que razona, en silencio pensará que era un poco hijo de puta.

   Posiblemente, cuando lean esto, alguien procederá a bloquearme de la red social por excelencia, algo que no me importa en absoluto, porque, como ya dije antes, no es en Facebook donde habitan los sabios.

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