EL JILGUERO Y EL LOBO
un lobo y un jilguero
pasaban las horas meditando.
¿Cuál es tu pecado
tan vil, y traicionero
que entre rejas tus días van pasando?.
Dicen que sanguinario soy,
contestó el lobo al momento,
pues el páramo recorro en luna llena
y si a la cañada llevo el
alimento,
también un disparo que me quema.
Es mi nombre el que estremece,
y aunque robo lo necesario
el hombre nunca razona,
es no saber de mi calvario,
ni cuando la muerte asoma.
Siento en mí tu desconsuelo
y es mío tu lamento,
pues terrible es mi pecado en exceso:
Sólo por cantar en mi contento,
en una jaula también me tienen preso.
(Dedicado a mi compañera Julia Morilla, por su profundo amor
a los animales)
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