Palabra o concepto
que convive a diario con nosotros, siempre bajo sospecha, con la sombra de la
duda. Pero, ¿qué entendemos por justicia? Siempre genera controversia, a pesar
de que de ella emanan los postulados que perduran hasta nuestros días, señal
inequívoca de que no hemos asimilado su grandísimo significado.
Platón y
Aristóteles salen del pensamiento común,
o sea, diferenciando naturaleza de ideología, pero ambos siguen la senda para
resolver las dudas del humano y su comportamiento en sociedad.
Platón queda
marcado por la muerte de su maestro Sócrates, y ve con claridad el sentimiento
de injusticia en una Atenas sumida en la decadencia moral y política. Ve cómo
las leyes promulgadas y que “protegen” a la sociedad no tienen compasión con
quien fue considerado casi juglar, un casi demente que deambula por la Atenas de la época, a pesar
de haber jugado un importantísimo papel en su idea de justicia, y sobre todo,
de respeto por la verdad, la única que puede proteger a gobierno y gobernados
de los peligros de la corrupción. Acuciado por el miedo a una profunda
desintegración social, escribe “La
República ”, razonando en la misma lo que para el significa un
Estado ideal.
Platón es muy claro
cuando se pregunta por la naturaleza de la justicia, y dice: “la justicia no se
ama por miedo a cometerla, sino por el miedo a que recaiga en nosotros”, por lo
que el hombre nace con una idea preconcebida, pero es la sociedad la que da
forma a ese pensamiento.
La valoración del
concepto justicia, es pues, subjetiva, pero hay un consenso universal para
definir lo justo de lo injusto, con la consiguiente aceptación, tanto moral
como política.
Es ciertamente
curioso (es mi modesta opinión) que Platón se aleje de los poetas, en los que
nunca confió, acusándoles de mentir, de moverse por situaciones puntuales,
ciertamente emocionales, concediendo la importancia a la vida en comunidad, y
dejando a un lado lo que el considera subjetivo. Cierto es también que
pensadores ilustres acusen a Platón de ser el padre del totalitarismo, pues en
su idea de Estado son patentes los conceptos de autoritarismo, disciplina y
orden.
La idea de Platón
es que cada individuo ocupa un lugar de ese todo llamado Estado, con unas
funciones definidas, comportándose de acuerdo a lo que proclama: “una ciudad justa siempre está compuesta de
hombres justos”.
Es la pregunta que
me hago a diario: ¿qué hace el Estado para preservar tan sagrado concepto? Si la Comunidad está
constituida, con la aceptación de cuanto emana del Estado, ¿puede el Estado
afirmar que es justo?. Pero, lo más importante, ¿somos conscientes en nuestra
sumisión de diferenciar lo justo de lo injusto?
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