Apremiaba la muerte en silencio
al bello rostro de aura blanco,
con el dolor otrora olvidado
y así romper en vida el flanco
por tanto en batallas soportado.
Que no conspire la noche,
que no enfurezcan los vientos,
que aunque pequeña es su vela
navegó siempre en el tiempo
dejando su hermosura por estela.
(Dedicado a quien un día me enseñó el significado de resiliencia, dedicado a ti, Isabel)
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