De no saber porqué de tus dolores,
de no contarte cara a cara,
de no rozar tu piel contra la mía,
de no tomar un café en la mañana,
de no pasear contigo en tarde fría,
de ansiedad en tantas madrugadas
adivinando tu melancolía…
De no saber y no poder al mismo tiempo
desespero cuando muere el día,
sustentando castillos en la arena,
siempre en balde una palabra mía
que ni parar puede tanta pena;
de no saber cuanta es tu tristeza
me aferro a tu hermoso recuerdo
como muero lento en mi agonía…
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