De vida se llena el día
cuando la muerte se vuelve vulgar,
sin explicación alguna
sin plazos ni razones
que aclarar puedan la memoria,
para tener un solo motivo
ante millones de neuronas
y un corazón que
obedece
cuando ya no es posible respirar.
Así es la cruel espera
que prolonga las agonías,
así es la venganza, siempre fría,
y en una vida de batallas,
sin palios ni estandartes,
y por toda riqueza el respirar
de nuevo la muerte espera
para, una vez más, volverse vulgar
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