Si el cantor aporta su voz
seguro está detrás el poeta,
y una guitarra por diapasón
que afinando lento recuerda,
y acaricia suave el corazón
de aquellas almas locas;
nunca dieron más amor
que todas juntas las cuerdas.
( J.L. Palenzuela)
( J.L. Palenzuela)
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