Hay dos conceptos
que acompañan a la especie humana desde que ésta es capaz de asumir y
diferenciar, así como argumentar lo que nos sitúa en el bien y de qué forma nos
vemos inmersos en el mal. Son los filósofos griegos quienes inciden y sientan
las bases para definir ética y moral.
Aquello de “cada
persona es un mundo” puede ser incluso cierto, pues son diferentes las formas
de afrontar o justificar decisiones que tienen mucho que ver con la moral y su
utilizado como sinónimo: ética. Etica,
del griego ethos, lugar que se habita, y que alude a la peculiaridad en su carácter,
modo de comportarse, adquirido siempre de alguien, y por otro lado, la
costumbre (mos-moris) o moral. Etica y moral están intimamente relacionados,
llegándose a veces a la confusión. Si la moral se refiere a un conjunto de
valores, normas de conducta, principios y lo vedado o prohibido en cualquier
colectivo, la ética apunta a la reflexión
de las acciones.
Hace una década que
las grandes multinacionales farmacéuticas descubrieron el gran potencial del
continente asiático a la hora de desarrollar nuevos fármacos, con los
alicientes necesarios: médicos cualificados, infraestructura para investigación
y menores costes que en sus paises de origen. Hasta ahí puede entenderse esta
evolución o cambio en términos económicos. Sin embargo, donde habita la
pobreza, como en el caso de India, con una población en torno a 1.200 millones
de habitantes, (segundo país con mayor población del mundo), la mayoría en la
indigencia, las Compañías farmacéuticas tienen su mayor atractivo: cobayas humanas para la experimentación y ensayo.
Los grandes
fabricantes nunca se interesaron por investigar en fármacos para enfermedades
endémicas del continente africano o de América del Sur (malaria), porque sus
beneficiarios, los pobres, nunca pudieron pagarlas. La tendencia cambia, según
el informe de 2005 de la UNCTAD
(Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, donde se
señala que las grandes corporaciones farmacéuticas recurren con más asiduidad a
la India , en
busca de fármacos baratos, aumentando así sus ganancias. También señala este
organismo que los laboratorios podrian reducir entre un 20 y un 30 por ciento
los costes en investigación, a través de la subcontratación, dejando en manos
de fabricantes nativos su producción.
Pero tras la
apariencia de investigación se esconde la perversión, la puerta abierta a prácticas
denunciadas ya con anterioridad en países del tercer mundo, donde también
intentaron la misma fórmula. Ensayos y pruebas nada éticas llevadas a cabo por
organizaciones dedicadas a la investigación fueron denunciadas por medios de
comunicación locales e internacionales. La BBC llevó a cabo un informe de tales prácticas,
lo que abrió los ojos a las autoridades responsables en la materia,
corroborando la explotación a gran escala de pacientes confiados y necesitados
de medicación para variadas enfermedades.
Bajo sospecha y en
proceso de investigación está una empresa por un “uso erróneo”, y que indujo a
médicos a prescribir a más de 400 mujeres Letrozole, un fármaco para tratar el
cáncer de mama. Los resultados de los ensayos fueron utilizados para la promoción
del mismo, cuyo uso aún no estaba aprobado. Ante esto, se redactaron nuevas
pautas por parte de las autoridades en este tipo de investigaciones. Es muy común
en India que los pacientes firmen los formularios para someterse a ensayos
porque consideran que tiene que ver con su tratamiento y acceden.
Se probó con un
paciente un medicamento contra el asma, con resultados positivos, y gratuito
además. El problema viene cuando finaliza el período de ensayo o investigación.
Desde ese momento deja de ser gratuito, con lo que el paciente tuvo que
recurrir al tratamiento primitivo, con el empeoramiento de su salud. Este
paciente está esperando de nuevo que le llamen para otro ensayo, porque eso significa
gratuidad de nuevo, así como los chequeos necesarios, gratuitos también durante
todo el tiempo que dure el experimento. Los médicos afirman que lo llamarán
nuevamente junto a otros pacientes, para un nuevo estudio del medicamento,
llevado a cabo por Glaxo Smith Kline, aunque no pueden tratarlo con regularidad,
en tanto se demuestre que la sustancia es efectiva, y, sobre todo, segura.
Pero este paciente,
como la inmensa mayoría que se someten a pruebas, no tienen seguro de salud, y
en el supuesto de reclamaciones a Glaxo, no podrán hacerlo, porque ninguno
recibe un documento que acredite que participó en un ensayo.
Los fármacos son
excesivamente caros para las personas donde son probados. Es el caso de
Herceptin, indicado para el tratamiento del cáncer (Roche). Tras ser probado en
India, salió al mercado en 2003.
Ha de tomarse durante largo tiempo, y el costo en este
país es de unos 45.000 dólares, con lo que es imposible costearlo. Ante esto,
los responsables de Roche señalaron que no son responsables por lo que es una
cuestión de acceso de la población a la atención sanitaria. Dicho en otras
palabras: ellos sólo estan para ganar dinero.
Es la complicidad
de la gran industria farmacéutica con la pobreza y la enfermedad. Es “El
jardinero fiel”, la película que retrata verazmente el lado más oscuro del lobby
del medicamento.
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