miércoles, 23 de abril de 2014

SALUD, POBREZA Y ÉTICA

    Hay dos conceptos que acompañan a la especie humana desde que ésta es capaz de asumir y diferenciar, así como argumentar lo que nos sitúa en el bien y de qué forma nos vemos inmersos en el mal. Son los filósofos griegos quienes inciden y sientan las bases para definir ética y moral.

   Aquello de “cada persona es un mundo” puede ser incluso cierto, pues son diferentes las formas de afrontar o justificar decisiones que tienen mucho que ver con la moral y su utilizado como sinónimo: ética.  Etica, del griego ethos, lugar que se habita, y que alude a la peculiaridad en su carácter, modo de comportarse, adquirido siempre de alguien, y por otro lado, la costumbre (mos-moris) o moral. Etica y moral están intimamente relacionados, llegándose a veces a la confusión. Si la moral se refiere a un conjunto de valores, normas de conducta, principios y lo vedado o prohibido en cualquier colectivo, la ética  apunta a la reflexión de las acciones.

   Hace una década que las grandes multinacionales farmacéuticas descubrieron el gran potencial del continente asiático a la hora de desarrollar nuevos fármacos, con los alicientes necesarios: médicos cualificados, infraestructura para investigación y menores costes que en sus paises de origen. Hasta ahí puede entenderse esta evolución o cambio en términos económicos. Sin embargo, donde habita la pobreza, como en el caso de India, con una población en torno a 1.200 millones de habitantes, (segundo país con mayor población del mundo), la mayoría en la indigencia, las Compañías farmacéuticas tienen su mayor atractivo: cobayas  humanas para la experimentación y ensayo.

   Los grandes fabricantes nunca se interesaron por investigar en fármacos para enfermedades endémicas del continente africano o de América del Sur (malaria), porque sus beneficiarios, los pobres, nunca pudieron pagarlas. La tendencia cambia, según el informe de 2005 de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, donde se señala que las grandes corporaciones farmacéuticas recurren con más asiduidad a la India, en busca de fármacos baratos, aumentando así sus ganancias. También señala este organismo que los laboratorios podrian reducir entre un 20 y un 30 por ciento los costes en investigación, a través de la subcontratación, dejando en manos de fabricantes nativos su producción.

   Pero tras la apariencia de investigación se esconde la perversión, la puerta abierta a prácticas denunciadas ya con anterioridad en países del tercer mundo, donde también intentaron la misma fórmula. Ensayos y pruebas nada éticas llevadas a cabo por organizaciones dedicadas a la investigación fueron denunciadas por medios de comunicación locales e internacionales. La BBC llevó a cabo un informe de tales prácticas, lo que abrió los ojos a las autoridades responsables en la materia, corroborando la explotación a gran escala de pacientes confiados y necesitados de medicación para variadas enfermedades.

   Bajo sospecha y en proceso de investigación está una empresa por un “uso erróneo”, y que indujo a médicos a prescribir a más de 400 mujeres Letrozole, un fármaco para tratar el cáncer de mama. Los resultados de los ensayos fueron utilizados para la promoción del mismo, cuyo uso aún no estaba aprobado. Ante esto, se redactaron nuevas pautas por parte de las autoridades en este tipo de investigaciones. Es muy común en India que los pacientes firmen los formularios para someterse a ensayos porque consideran que tiene que ver con su tratamiento y acceden.

   Se probó con un paciente un medicamento contra el asma, con resultados positivos, y gratuito además. El problema viene cuando finaliza el período de ensayo o investigación. Desde ese momento deja de ser gratuito, con lo que el paciente tuvo que recurrir al tratamiento primitivo, con el empeoramiento de su salud. Este paciente está esperando de nuevo que le llamen para otro ensayo, porque eso significa gratuidad de nuevo, así como los chequeos necesarios, gratuitos también durante todo el tiempo que dure el experimento. Los médicos afirman que lo llamarán nuevamente junto a otros pacientes, para un nuevo estudio del medicamento, llevado a cabo por Glaxo Smith Kline, aunque no pueden tratarlo con regularidad, en tanto se demuestre que la sustancia es efectiva, y, sobre todo, segura.

   Pero este paciente, como la inmensa mayoría que se someten a pruebas, no tienen seguro de salud, y en el supuesto de reclamaciones a Glaxo, no podrán hacerlo, porque ninguno recibe un documento que acredite que participó en un ensayo.

  Los fármacos son excesivamente caros para las personas donde son probados. Es el caso de Herceptin, indicado para el tratamiento del cáncer (Roche). Tras ser probado en India, salió al mercado en 2003. Ha de tomarse durante largo tiempo, y el costo en este país es de unos 45.000 dólares, con lo que es imposible costearlo. Ante esto, los responsables de Roche señalaron que no son responsables por lo que es una cuestión de acceso de la población a la atención sanitaria. Dicho en otras palabras: ellos sólo estan para ganar dinero.


   Es la complicidad de la gran industria farmacéutica con la pobreza y la enfermedad. Es “El jardinero fiel”, la película que retrata verazmente el lado más oscuro del lobby del medicamento.

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