miércoles, 12 de marzo de 2014

Presentación

   Este es mi tercer blog, el único que permanece vigente. El primero ya cumplió su cometido, a raiz de las inundaciones sufridas en el año 2010, cuando fuimos víctimas de la desidia, dejadez y mala praxis por parte de los gestores de la Cuenca del Guadalquivir, en unas competencias recién asumidas y, afortunadamente devueltas al Gobierno Central. Tras dos inundaciones consecutivas en un intervalo de nueve meses,  las heridas fueron cerradas, gracias solo al pundonor y solidaridad de los propios vecinos, y nunca de la Administración.

   No nace con la visceralidad ni cuanto se relacione con la política y sus actores, sino para plasmar las inquietudes propias del ser humano, las que, por condicionantes propios y ajenos nos impiden a diario ser un poco mejores, aliviar y mitigar los otros dolores, los no físicos, los del alma, para esa rara sintomatología para la que no hay fármacos.

   Dejo mis aficiones banales, dejo la Ingeniería Inversa, sin renunciar al conocimiento que me aportó. Afirmo también que jamás utilicé lo aprendido para perjudicar a nadie, sino como método y práctica de aprendizaje, sin realizar intrusión alguna en la privacidad de personas. (Lo digo para tranquilidad de quien, en su  desconocimiento haya podido catalogarme como "peligroso").


   Esta nueva atalaya es el agradecimiento a esas personas anónimas que son capaces de cambiar nuestra visión de las cosas, siempre desde la humildad y la sencillez. Personas mucho más preparadas que yo, y que, dejando atrás la altivez y la supremacía un día se molestaron en leerme, las que hicieron que por una vez me sintiera "importante", y todo, sin ahogarme en mi vanidad. Nada duele más que perder a quien te escucha, como tampoco hay nada que revierta lo perdido.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Juancito,leí tu presentación y me encantó,sí señor,cada vez me convenzo más que eres un ser muy especial ,un ser de luz!,gracias por darme la oportunidad de poder entrar a tu mundo de la poesía!!!!

Juan Luis dijo...

Muchas gracias, Viviana, por tu excesiva y no real valoración que haces. Y las gracias te las doy yo por leerme.